
Cuando camino por la calle
y del brazo vas conmigo,
me vuelves loco,
y cuando siento el sonido de tu risa
que me vende tu alegría,
me vuelves loco.
Me vuelves loco
cuando empiezo a ver que el día
se comienza a despedir
porque al llegar a nuestro cuarto,
la de cosas tan hermosas
que me empiezas a decir,
me vuelves loco.
Cuando me pides por favor,
que nuestra lámpara se apague,
me vuelves loco,
cuando transmites el calor
que hay en tus manos en las mías,
me vuelves loco.